Tiendo a torcerme ligeramente a la izquierda. ¿Nunca les pasó que prefieren un color, una canción, o un nombre que les suena lindo? Bueno, a mí me atrae la izquierda.
Con ese magnetismo de lo prohibido, de lo que está mal, de lo siniestro.
Soy de izquierda, y no hablo de partido políticos sino de ángulos.
Así como hay gente obtusa, gente recta, y gente plana, yo soy izquierda. Camino dirigiéndome a la izquierda, nado torcida, soy zurda y mis saques de volley siempre son afuera (por la izquierda, se entiende). Además, soy morbosa, masoquista. Podría hacer las cosas bien, rectamente, (por la derecha), y elijo el camino difícil, lo entrevesado e imposible. Podría convencerme de que el mundo va a terminar igual, que somos como las vacas y pronto vamos a estar en el matadero pero mi visión romántica me deja creer que soy inmortal y mi hora con vos todavía no terminó. Podría aprender a hacer todo con la derecha y olvidarme de que mi destino es ser izquierda.
Pero no quiero.
