Sunday, December 17, 2006

colores

Hay teorías que establecen que todos vemos de diferentes colores. Entiéndase, que lo que yo llamo azul por ahí otro lo ve como lo que yo digo amarillo. Todos lo llamamos de la misma forma pero lo vemos diferente. Si esto fuera cierto se entendería que todos tuviéramos diferentes gustos. Capaz que a todos nos gusta el mismo color (lo que yo creo que es rojo, por ejemplo) pero dado que todos los vemos distinto, "tenemos diferentes gustos".
Quizá sea lo mismo con los 5 sentidos. Por ahí todos escuchemos distintos acordes y por eso nos gusten diferentes estilos de musica, o quiza a todos nos gusten los mismos sabores.. A los mexicanos y a los japoneses, sí.
Esta teoría me asusta y me encanta.
Si fuera así, eso no haría más que confirmar que somos todos iguales: seres insignificantes ante un dios (el mismo) que se rie de nuestros intentos de ser originales.
Ya hubo pruebas en la antiguedad de que el hombre es igual en todas las partes del mundo, no importa cuán diferentes sean su color de piel o su lengua, su clima o su medioambiente.
El hombre necesita de dioses y mitologías para explicar todo lo que no se puede comprobar mediante la ciencia o el uso de la razón. Si esta teoría de la igualdad del hombre fuera mentira, no se podría entender que hubiera serpientes aladas en todas las culturas, ni que todas necesitaran una moneda. Hay cosas que son universales. Necesidades físicas, intelectuales que nadie inventó sino que simplemente nacieron con el hombre y para la supervivencia de éste.
Ahora, si todos fuéramos iguales, ¿querría decir eso que todos tenemos el mismo fin? ¿Que nuestro destino esta estipulado desde hace tiempo y que no importa qué hagamos, vamos a terminar de la misma manera?


A Nadja le gustaba pensar esto. Creía fervientemente que todos veíamos el mundo en diferentes colores. Y por eso cuando alguien le decía que le gustaba el rojo, pensaba en cómo sería SU rojo, si se parecería en algo al propio. Otras veces, cuando exponía su teoría, la gente se sorprendía y la tildaba de creativa. Pff, eso no es creatividad, pensaba, es racionalidad. Sí, quizá sí, pero ¿de qué sirve cuestionarse sobre algo que no tiene respuesta?- le decían. ¿Y de qué sirve tratar de no pensar en algo cuándo es inevitable?- respondía.

Tan inevitable como el hecho que ya no puedo hacer la vertical abajo del agua, que cuando esperás el bondi siempre viene el de la mano de enfrente, que ya llegó fin de año una vez más, y que todos morimos algún día. Tan imprescindible como saber que la Tour Eiffel se encoge 15 cm en invierno porque sus piezas de acero se contraen, que la línea de productos SER pertence a la Serenísima y que a Elvis Presley le decían así por el movimiento de su pElvis.

Inútil, sí, pero interesante.