Friday, December 22, 2006

Anoche


Anoche, sin saber bien por qué, se fue a dormir triste. Se acostó, aplastó la almohada para estar más cómoda, y se acordó de todos los que ya no están. Los que murieron, los que se fueron, los que la abandonaron. ¡Qué lista interminable de nombres sin cara! No sabe si es por masoquismo o instinto pero trata de descifrar por qué se fueron, por qué ya no están. Entra en un sopor denso y termina por quedarse dormida, tratando de pensar en algo lindo, como le decía su mamá cuando era chica y no podía dormir. A ella nunca le resultó contar ovejas, siempre odió las matemáticas y era tal el esfuerzo que tenía que hacer que no entraba nunca en la monotonía onírica. Anoche pensó en playas, en chicos lindos, en días soleados, y sobre todo pensó en sí misma. Ella pero diferente, ella más alegre y más linda, brillante, reluciente. Y ahí sí que entró en sueños alegre, o al menos eso intentó.

El despertador la sorprendió llorando dormida. Una angustia apremiante y una necesidad de purgar su alma le hicieron frente.

Una taza de nostalgia y malhumor, edulcorado con un chorrito de sueño fue su desayuno. Ella no tiene nada que ver, trata de explicarse. Son sus hormonas las que deciden.

¡Y qué caprichosas que son!