Hoy estuve pensando en la cantidad de variables que tuvieron que darse en la Historia para que yo esté acá.
Si Cristo no hubiera nacido, no lo habrían crucificado y no le habría predicado a sus apóstoles expandir la religión católica. Si eso no hubiera pasado, los reyes católicos no habrían subvencionado la expedición de Cristóbal Colón a América, los indios no habrían sido masacrados y no se habrían necesitado inmigrantes que poblaran la Argentina.
Si éstos no hubieran sido necesarios, mis antepasados no habrían venido a trabajar la tierra, ni se habrían ido a vivir a Rosario si no hubiera habido intentos de descentralizar la capital.
Si en Rosario no se organizaran bailes de la primavera, mis abuelos nunca se habrían conocido y mi madre no existiría.
Si mi madre no existiera nunca podría haber conocido a aquel hijo de inmigrantes belgas, que nunca hubiera venido a la Argentina de no tener abuelos con pocos deseos de perder fortunas en la guerra hitleriana.
Si mi abuelo paterno no hubiera tenido que venir a vivir a Buenos Aires, y mi mamá hubiese decidido ser arquitecta, nunca habría querido estudiar Bellas Artes en la Pueyrredón, y nunca habría conocido a su actual mejor amiga, que si no hubiera tenido un novio, hermano del mejor amigo de mi papá, nunca se le habría ocurrido presentarle un chico.
Y si nunca se hubieran conocido, nunca se habrían casado y ni hablar de tener hijos.
Y si ESE ESPERMATOZOIDE no hubiera insistido en llegar a través del Diu de mi señora madre, yo no estaría acá.
No es casualidad, no.