Wednesday, May 14, 2008


Creo que lo más difícil de estar solo no es el hecho de estar solo en sí, sino todo lo que eso implica. No sé si es peor que te estén preguntando constantemente "¿y vos? ¿en que andás? ¿algún chico por ahí?" o que exijan saber por qué no estás con nadie (¡si lo supiera no estaría acá hablando con vos!).

Además, tus conocidos suelen aparecer con candidatos "perfectos" para vos y tratan de arreglarte citas a ciegas (cosa más patética que eso no hay; ¡si quiero salir con alguien, puedo hacerlo sin necesidad de que vos me lo consigas!).

Sin embargo, sostengo fervientemente que lo más irritante es todo el tiempo libre que tenés para pensar... en otros. Para acordarte de los momentos lindos, de los feos, de las razones por las cuales no funcionó, de todo lo que hiciste mal. De preguntarte lo que podría haber sido, de dudar si no eran tan malos como parecían, y hasta de considerar seriamente volver a ponerte en contacto y comprobarlo por vos misma.

Evidentemente, todo eso se termina apenas conocés a alguien que ocupa tu mente y tu tiempo una vez más y que va a ser, en suma, el objeto de tus futuros pensamientos, una nueva historia por la cual remorderte y un nuevo muñeco carmesí al cual admirar en tu lista de msn.