Thursday, February 22, 2007

TEG


Una vez más desapareciste. Te esfumaste como sólo vos podés hacerlo, dejándome con un gusto amargo y un signo de interrogación en la mirada. Sos así y siempre lo supe, pero no deja de sorprenderme cada vez que vamos caminando juntos y de repente te hacés invisible, te escondés en un armario Y si estamos jugando a las escondidas, nunca me enteré.
Y cada vez me arranco los pelos, me odio, me rasguño y grito de furia. Y ésa es la entrada. Generalmente el plato principal suele ser una catarata de lágrimas, una lluvia de insultos, un tornado de desilusión.
Pero cuando al final llega el postre y acepto que te fuiste y mejor que me olvide, cuando puedo de una vez por todas lograr que nuestro camino se bifurque y cierro con llave y trabas nuestra historia, cuando puedo decir que estoy bien sin vos, cada vez que me olvido temporalmente que existís, mi celular suena y veo tu nombre en la pantalla.
O caés de improviso para saludarme, o me mandás un mail, o lo que sea que implique restablecer contacto conmigo y volver a empezar todo.
Es un círculo vicioso, es un eterno retorno, y me tiene cansada.
Quiero bloquearte, no atenderte, poder odiarte.
Y sobre todo quiero no quererte más. Ni esperarte.
Ni que sigamos jugando a este juego interminable que se asemeja más al T.E.G que a mi vida, a vos tratando de destruir mis ejércitos de confianza en mí misma y de indiferencia, y a mí con muy malos dados y poca técnica dejándote pisotearme y conquistarme.
Deserto. Acepto que perdí y me voy del juego. Ganaste. Y si podés seguir jugando solo, felicitaciones.