Saturday, December 27, 2008

A veces todos necesitamos simplemente acostarnos en el pasto y mirar las constelaciones, dibujar mapas y trazar caminos. A veces está bueno ponerse los auriculares a todo lo que da y cantar "I can't look at you/ you're so beautiful", envolverse en buzos gigantes y despertarse con la certeza de haber soñado algo placentero. A veces, sólo a veces, es lindo olvidarse del celular, de la televisión, del mundo. Caminar descalzo y tomar agua de lluvia, manejar cuando no hay nadie en la calle, dormir hasta cualquier hora, comer una bandeja entera de masitas de Navidad. Estrenar un vestido nuevo, nadar hasta quedarse sin aire y reencontrarse con alguien después de no verlo por mucho tiempo. Armar la valija, juntarse con amigos, brindar. Mirar fotos viejas, colgarse acordándose de un buen momento, irse a dormir cuando ya hay luz.
A veces, pero sólo muy pocas veces, es lindo no pensar, no preocuparse, no preguntarse.

La verdadera pregunta radica en qué hacer con el otro tiempo, el que sobra, el que no es a veces sino siempre, todo el tiempo, constantemente, o aunque más no sea muy seguido.