Thursday, November 6, 2008

Los ojos miraban fijo, grandes, a lo que tenían enfrente. Serios.
Las cejas no se movían, inexpresivas.
De pronto, los ojos se achinaron, y arrugas aparecieron a los costados. Se cerraron algunos segundos, mientras las cejas temblaban por encima, y volvieron a abrirse. Miraron al frente con intensidad.
Se bajaron. Las pestañas se revolearon y los ojos volvieron a mirar. Este procedimiento se repitió algunas veces, cada vez más rápidamente.
Finalmente, los ojos se cerraron del todo, relajados. Volvieron a espiar un poquito cada tanto, mirando entre las pestañas.
Volvieron a abrirse del todo tímidamente, con miedo a mirar adelante.

El beso había terminado.