Tuesday, August 12, 2008

Y yo que sé. Supongo que necesitaba dejar pasar un tiempo sin escribir, dejar de revolver sobre lo mismo, dejarme estar. Y como las piedras que se erosionan con el viento, y los libros que se ponen amarillos con los años, desgastarme un poco y dejar de desilusionarme por unos meses. Dejar de arriesgarme, dejar de buscar, dejar toda la nada que (no) tenía.
Porque si lo pensás, ¡es tan raro que nazcamos con la piel perfecta, sin una sola mancha, arruga o lastimadura, y vayamos marcándonos con cada caída, con cada travesura, con cada idea loca de tirarse del balcón! Que lo que para otros es un moretón más, para vos es la vez que él te hizo cosquillas y te caiste contra su cómoda.
Y por ahí necesitaba sentirme con la piel lisita, sin cascaritas ni frutillas, por un tiempo.
Pero creo, me parece, supongo, sospecho, que ese tiempo terminó. Que tengo ganas de dejarme marcar, de recuperar mi joie de vivre, de retomar las riendas y olvidarme de la idea de que todo tiene que ser siempre igual.
Porque la que no es igual soy yo.
Y eso cambia las cosas.