Wednesday, December 26, 2007

FYI


Hay veces en que pensás que una misma persona no puede volver a decepcionarte, que ya cruzó el límite de lo que te puede lastimar, que cualquier cosa que haga no podrá hacerte sufrir todavía más.

Y sin embargo, vos, ingenuo e inocente, te sorprendés una y otra vez. Te preguntás desolado, "¿cómo pudo?"

"Éramos amigos", te respondés quizá, "éramos novios", o por ahí simplemente, "nos teníamos respeto".

Y es ahí cuando te das cuenta que realmente el único que tenía respeto eras vos; el único que sabía como ser amigo o novio, eras vos. El único que tenía principios morales y algo de educación, eras vos.

Y ves también que es hora de aceptar que el mundo no es como lo ves, que la mayoría son sólo oportunistas que buscan placer instantáneo, alguien que les sirva en ese momento y en ese lugar, y que al no poder brindar vos nada más que entre dentro de sus planes, no van a vacilar en abandonarte, pisotearte una y otra vez, lograr que sientas que no valés un peso.

Advierto, sin embargo, que toda situación tiene otra cara de la misma moneda. Sentirás todo eso, pero lo más probable es que termines dándote cuenta quién vale y quién no, quién es lo suficientemente cobarde como para no admitir sus errores y quién puede sacarse el sombrero y darse cuenta que estuvo mal; y sobre todo, quién quiso y quién no. Quién puede querer, y quién nunca será capaz. Quién es digno de que lo quieran, y quién no.

Monday, December 17, 2007

Reflexiones

No es que moleste tanto por el hecho en sí, sino porque a pesar de que cualquiera se hubiera dado cuenta, hasta que no se me apareció bailando polka vestido de Papá Noel, ni siquiera lo sospeché. Supongo que en el fondo nunca lo quise ver, y en mi visión distorsionada de la realidad todo estaba más o menos bien.
Y algo que de haberlo prevenido probablemente me hubiera golpeado un poquito la cadera izquierda, o incluso el brazo, me tumbó con la fuerza de un huracán, me agarró desprevenida porque- quién sabe por qué- en ese preciso instante había soltado las riendas y me permití volar unos cuantos metros más de lo que debería.
Lo que más me sorprende de todo, lo que más me knockea, es cómo una persona que era una parte tan presente de tu vida pasa a ser un desconocido, un ente extraño en tu organismo, un virus en tu salud mental, uno más.
Eso, eso es lo que más me cuesta aceptar. Porque para mí nunca vas a ser uno más, aunque de a poco esté subiéndome al caballo de nuevo, y el gusto a sangre de mi boca ya se haya lavado.

Friday, December 14, 2007

No pretendo ser la mejor escritora del mundo, ni siquiera me interesa escribir algo original e innovador. Ya no.
Si sólo puedo transimitir lo que siento, considero que mi misión fue cumplida. Si sólo puedo transcribir la tristeza palpable, la desilusión que se renueva a cada llamada, si sólo puedo lograr que las palabras sean mi analgésico, estoy más que conforme.

Wednesday, December 5, 2007

La nada es el todo


Elena y Malena eran gemelas. Habían nacido un 5 de noviembre, y eran tan pero tan idénticas que ni su propia madre lograba distinguirlas. Tenían la certera sospecha que sus nombres eran tan parecidos de manera a que si ésta se confundía- lo cual ocurría frecuentemente-, pudiera disimular y atribuir el error a la incipiente sordera genética con que ambas cargaban.
Ambas mellizas eran morochas, de cabellos rizados, figuras pulposas, un metro cincuenta de estatura, cejas prominentes y narices aguileñas. Ojos verdes color moho coronaban el todo, y treinta y dos dientes blancos como el arroz sobresalían cuando las hermanas, simétricas, sonreían.
Cuando decimos que eran idénticas, es porque además de no intentar diferenciarse, compartían absolutamente todo.Elena y Malena no sólo acudían a todas las reuniones juntas, compartían el grupo de amigos, practicaban piano y danza en el mismo instituto, sino que además usaban los mismos vestidos y todas las mañanas trenzaban su largo cabello casi azulado con sumo cuidado, rociándolo con unas gotas de perfume de jazmín.
Quizá fuera debido a su agradable olor, su envidiable figura, o que no eran una delicia sino dos, pero el hecho es que toda la población masculina deliraba al verlas pasar, y ellas, conscientes de la fascinación que generaban, no hacían más que aguardar con impaciencia el momento de ir a comprar pan, o el anual baile de la primavera, para desplegar sus encantos cual un abanico y deslumbrar.
Malena, Elena, Elena, Malena. Eran un ser dividido en dos cromosomas, una imagen en espejo, una copia de llaves duplicada. Eran tan pero tan parecidas, que odiando a la otra se odiaban a sí misma.Y así fue que un día Malena- ¿o fue Elena?- decidió asesinar a su doble y ocupar todo el banco para ella, recibir todas las miradas y los agasajos de los pretendientes, desplazar a la otra y dejar de ser dos para pasar a ser una. Habiéndolo planeado muy bien, se dirigió una noche a la cama de su hermana, al lado de la suya- pues ¿qué habría de esperarse? que cada una tuviera su cuarto?- y mientras la observaba dormir plácidamente, la apuñaló. No una sino ciento diecisiete veces, explotándola como si fuera una ampolla, vaciándola de todo contenido, exprimiéndola como a una naranja, más duro, más duro, más profundo, con más fuerza, con más ímpetu. Dale, que todavía queda sangre, dale que sigue respirando, dale que seguimos siendo dos, dale que todavía puede abrir los ojos y mirarme, mirarme aterrorizada, mirarme desangrándome, mirarme volcar mis sesos en su acolchado blanco, mirarme exhalar mi último suspiro, mirarme morir, mirarme mirar.

Saturday, December 1, 2007

Minas

A veces siento que estar en una relación es algo parecido a estar en un campo de batalla minado: vayas adonde vayas, mires adonde mires, estás cercado y de alguna manera u otra vas a terminar haciendo que explote y te lastime.
Es como si hubieras entrado en el medio del combate, y ya no pudieras escaparte y salir ileso. Llegaste al punto en donde ir para atrás es inconcebible, porque atrás ya no es el lugar seguro y familiar al cual estás acostumbrado, e ir para adelante supone dejar una situación en la cual estás bien y feliz (porque ahora éste es tu mundo familiar) a cambio de una realidad inhóspita y desconocida, en la que no sabés cómo vas a hacer para sobrevivir.
Y no es que quieras dejar las armas, porque el estado de guerra te encanta, es sólo que no podés dejar de sentir que cambiaste, que vas a seguir cambiando, y que aunque lo pretendas nunca vas a poder volver a ser el soldado inexperto que eras, el imberbe iluso al cual le faltaba tanto mundo por vivir, tanto por lo cual pelear.
Y vas a seguir luchando, vas a seguir levantando el mentón a lo que se te cruce, vas a seguir poniéndole garra a esta contienda y entregándote constantemente, sintiendo siempre que vas dejando tu antigua piel, que vas curtiéndote a nuevas experiencias, que vas mutando en algo que todavía no sabés bien qué es. Y que probablemente preferís ignorar, porque ¿qué mejor que ir descubriéndote?
¿Qué mejor que estar con otra persona que te cambia, te completa y te nutre?
Y eso, my dear friend, no se cambia ni por toda la ingenuidad y seguridad del mundo.